lunes, 1 de diciembre de 2008

MICHELANGELI ( 1920-1995 ). Por Juan Olaya



ARTURO BENEDETTI MICHELANGELI ( 1920-1995 )

Pianista italiano nacido el 20 de Enero de 1920 en Brescia

SEMBLANZA BIOGRÁFICA
Con cuatro años, empieza piano y violín. A continuación de una enfermedad infantil, se decide por el piano, ingresa en el Conservatorio de Milán y, por tres años, estudia con G. Anfossi. En 1939 gana el I premio en el prestigioso Concurso Internacional de Ginebra. Empieza a viajar.
El mismo año del premio gana una carrera de automóviles. Campeón de esquí, piloto de avión, su juventud es un desafío.
Durante diez años hace giras, toca en Estados Unidos en 1948 y cae de nuevo enfermo. En 1959 puede volver a dar conciertos y se forja una leyenda; la de pianista enigmático y distante, capaz de interrumpir un concierto si no se encuentra bien. Perfeccionista, en lo que se refiere a todas las técnicas modernas, sabe montar y desmontar su piano; viaja a todas partes con él. Mientras pasa un año en un convento de franciscanos. Michelangeli profundiza en todas las posibilidades del órgano-.



Se pasa a la enseñanza, en Brescia, donde fundará en 1964 el Festival de Piano, cuya dirección asegura hasta 1969. Dio clases en Venecia, Bolonia y Bolzano y cursos de perfeccionamiento en prestigiosos Conservatorios. Pianistas de la talla de Iván Moravec (admirado pianista checo ), Martha Argerich y Mauricio Pollini, recibieron sus enseñanzas.
En 1968 deja Italia para vivir en la montaña, en Suiza, y poder trabajar a su propio ritmo. En 1975 regresa y toca en el Vaticano, ante 8,000 espectadores. Su repertorio: Ravcl, Debussy, los antiguos maestros italianos también (Galuppi), Bach, Mozart, Haydn, Beethoven, Chopin, Schumann, Regcr, y Rachmanmov, así como música española de Granados , Falla y Mompou. Densidad sonora, estructuras lúcidas, pasión contenida y economía de medios caracterizan su ejecución. Renunció siempre a cualquier forma de comerciar con la música si no era exclusivamente para ofrecer al público un resultado impregnado del mas alto grado de perfección.



ESCUELA ITALIANA



Si es que hay una escuela italiana, está representada por la figura misteriosa y terrible de Arturo Benedetti Michelangeli, el pianista italiano más importante después de Sgambati y Busoni -si se considera italiano a Busoni-, y anterior a Pollini y Campanella.

Puramente como máquina de tocar, Michelangeli es una leyenda para sus colegas,
que le sitúan en el nivel de Horowitz como supervirtuoso. Una parte de sus ejecuciones es sorprendente por su puro acabado y perfección pianísticos
A sus dedos- con una mano casi inmóvil _ les es tan imposible dar una nota equivocada o enturbiar un pasaje como a una bala desviarse de su curso cuando ha sido disparada.

TÉCNICA 
En este vídeo interpretando música italiana (Sonata op 449 de Scarlatti), podemos apreciar varios elementos de su estilo interpretativo
  1. Economia de gestos corporales.
  2. La célebre mano inmóvil que tanto le caracterizó.
  3. La precisión y el control más absolutos.
  4. Una técnica digital, que si bien es apropiada para el repertorio clavecinístico, utilizó en gran parte de sus interpretaciones de obras de otros estilos.



    Además domina por completo la gradación tímbrica, como lo demuestra su ejecución de Gaspard de la nuit de Ravel. Según cualquier patrón éste es uno de los triunfos del pianismo moderno.


El aspecto intrigante de Michelangeli es que en muchas piezas del repertorio romántico parece inseguro emocionalmente, y su interpretación- en otras ocasiones tan directa- se carga de recursos expresivos que perturban la fluidez musical. También es un excéntrico que enloquece a sus empresarios al cancelar más conciertos de los que toca. De todos modos fue el único pianista italiano* del siglo hasta la llegada de Maurizio Pollini, que logró una reputación internacional.

*Aldo Ciccolini(1925) y María Tipo(1931) hicieron carreras más modestas aunque no por ello menos importantes. Ciccolini (nacionalizado francés en 1969) es un pianista pulcro, de dedos ágiles y objetivo, de la escuela moderna, que se ha centrado en la escuela francesa, especialmente en Saint-Saéns y Satie. Tipo, otra objetivista, dio mucho que hablar en la década del setenta con una grabación brillante de las sonatas de Scarlatti y una de gran sensibilidad en la interpretación de las Davidsbundlertänze, de Schumann. 
Otra gran pianista de la escuela italiana fue Maria Curcio (1918-2009), que se hizo una reputación de enseñante muy influyente y buscada. Sus alumnos más ilustres son Pierre-Laurent Aimard, Martha Argerich, Barry Douglas, Radu Lupu, Rafael Orozco, Ignat Soljenitsyne, Geoffrey Tozer y Mitsuko Uchida.


LA LEYENDA



Podemos decir que Michelangeli ha pasado a la historia como un pianista rodeado de un aura de leyenda. No concedía casi ninguna entrevista, no publicó libros ni artículos, tampoco grabó excesivos discos. Se ha llegado a decir de él, en sentido figurado que era un fantasma, dada la escasez de sus apariciones públicas. Su ascendencia de una familia noble, su vida en una gran mansión, su carácter introvertido han forjado toda una leyenda sobre su persona. Portaba su propio piano para asegurarse contra todo incidente o evento fortuito en la producción del timbre, exigía silencio absoluto en sus conciertos y no dudaba en cancelar conciertos si no se encontraba en plena forma. Circula la anécdota en la que tras interpretar la primera parte de un recital no salió a tocar tras el intermedio aludiendo que había tocado tan bien en la primera parte que no se sentía capaz de superar tan brillante ejecución.
Lo cierto es que todos los grandes pianistas que hablan de el, relatan que jamás cometía ningún error en las notas. En este sentido era infalible, ni en sus grabaciones en vivo se puede captar una sola nota falsa. Eran célebres sus giros de cabeza si le fotografiaban durante la ejecución o sin su consentimiento. También fue piloto de carreras, campeón de esquí, piloto de avión, su juventud fue un desafío.

¿QUÉ REPRESENTA EN SU GENERACIÓN?
Arturo Benedetti Michelangeli es el pianista que mejor representa la fusión entre hombre y piano, y encarna plenamente el virtuosismo entendido como trascendente. Michelangeli podría hacer suya la frase de Chopìn “ El piano y yo somos la misma cosa...”
A pesar de sus extraordinarias dotes naturales su virtuosismo no es solo fruto de la intuición sino de una gran asiduidad en el estudio. El mismo, en una de sus rarísimas entrevistas, ha descrito su relación con el piano como una batalla que hay que ganar para vencer a nuestro enemigo.

Michelangeli ha estado apartado de las tendencias interpretativas que le circundaron. Se encuentra entre los grandes individualistas del piano Alkan, Busoni, Richter, Gould. Todos ellos representaron un enfoque inconformista de la música y el teclado y marcharon a un ritmo diferente.

Su estudio de una obra es un proceso lento y minucioso. Se basa en la racionalidad, la profundización en el análisis y la objetividad. El resultado es totalmente depurado, alejado de cualquier atisbo de lucha y de esfuerzo; su mano permanece casi inmóvil. Se preocupa enormemente por el control de todos y cada uno de sus músculos para obtener la máxima relajación. Es absolutamente preciso en su ejecución. Posee como Gieseking, Horowitz o Richter un perfecto control del sonido y una prodigiosa variedad de gradaciones tímbricas, pero se vale de ella para fines no de definición estilística sino de construcción de la estructura a través del timbre. Conjuga la objetividad intelectual con una indudable expresividad y musicalidad naturales. Todo esto se refleja a través de un repertorio vasto desde el punto de vista cronológico pero muy reducido respecto al numero de obras, consecuencia de ese prolijo y detallado proceso de estudio y elaboración de cada una de las obras.



CONCLUSIÓN




Michelangeli ha tenido muchos imitadores menores y ningún discípulo, ya que como gran individualista no ha seguido el camino abierto por Schnabel, que estableció las bases de elaboración de repertorios pianísticos culturalmente coherentes partiendo de profundos conocimientos históricos. La falta de intima coherencia cultural en el repertorio de Arturo Benedetti Michelangeli, ha sido una de sus principales críticas. La poética de Michelamgeli pone de manifiesto un proyecto individualista y solitario, de un acusado manierismo con el deseo de hacer autosuficiente la obra musical aun fuera de su contexto histórico. Con todo podemos afirmar que es sin duda uno de los más grandes pianistas de la historia.


ENLACES A VÍDEOS
Una de las versiones míticas de los preludios de Debussy junto con las de Casadesus, Gieseking y posteriormente la de Zimermann es sin duda la de Michelangeli. Aqui teneís algunos ejemplos.




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