EL BIEDERMEIER EN LOS JÓVENES PIANISTAS ROMÁNTICOS.-
El Biedermeier, expresión de la reacción positiva
del músico con la sociedad de la Restauración, muere con los movimientos
revolucionarios de 1830, que ponen de manifiesto la vulnerabilidad del orden
existente y, llevando al poder en Francia a la burguesía, dan un significado,
un objetivo de transformación social a la acción de los intelectuales que no se
reconocían en la Restauración.
El Romanticismo representa el nuevo curso histórico
que en su fase ascendente durará hasta la frustrada revolución democrática de
1848 y en el que opera la generación nacida alrededor de 1810. Curiosamente,
con la excepción del más tardío Brahms, los principales nombres del
romanticismo musical -Mendelssohn,
Chopin, Schumann y Liszt— nacen entre los años 1809 y 1811.
En todos estos artistas encontramos un momento Biedermeier, que pertenece a su adolescencia y que es más o menos relevante en razón de la mayor o menor precocidad de cada uno de ellos.
Las Formas breves.-
El caso del hamburgués Félix Mendelssohn Bartholdy (1809-1847) es algo contradictorio, Sin duda un talento superdotado, uno de los mayores ejemplos de precocidad musical, pianista admirado que desarrolló una importantísima labor intelectual de difusión tanto de la obra de Bach como de las Sonatas de Beethoven, el piano ocupó sin embargo sólo un lugar de relativa relevancia en su producción, en comparación con la orquesta.
Con frecuencia su obra ha sido tachada de superficial, de estar impregnada por la banalidad del periodo Biedermeier, y de mirar en exceso al pasado. Sus incursiones en el terreno de la sonata para piano, realizadas entre 1821 y 1827, podrían dar la razón a tales acusaciones, ya que no arrojan nada especialmente interesante, aunque en ellas, como en toda su obra, brillan la refinada elegancia y notable efusividad de sus melodías.
Sin embargo, descartada la gran forma de la sonata para piano-Beethoven sigue pesando demasiado-, Mendelssohn se encaminará con éxito hacia la forma breve.
En el contexto social de una Europa empobrecida por
las invasiones napoleónicas, con una aristocracia en franca decadencia y una
naciente burguesía en cuyos salones el piano se hace popular como símbolo de
una cierta condición social y pretensión cultural, la pieza de salón encontrará
un terreno bien abonado.
El Rondó
biedermeier.-
En este sentido es interesante destacar la atención que los compositores Biedermeier prestan a las formas pequeñas. La enorme producción de piezas breves se orienta ante todo al mercado de los aficionados, en expansión a comienzos del siglo xix y que tiende a considerar el estudio del piano como adorno social más que como actividad cultural.
Entrelas pequeñas formas, goza de predilección, ante todo, el rondó, ya muy
apreciado durante el período clásico. Su forma, con un tema (A) que se alterna
al menos con otros dos (B y C). dando lugar, en su formulación mas sencilla, al
esquema A-B-A-C-A. es al mismo tiempo muy variada y fácilmente comprensible, y
por lo tanto agrada a un público nuevo.
Pero el rondó del Biedermeier no posee los caracteres introspectivos del Rondó en la menor o el carácter de investigación en las armonías inusuales del Rondó en Re mayor de Mozart, caracteres que, por lo demás, había tomado de Carl Philipp Emanuel Bach y que se insertaban en la poética del estilo empfindsam de la prerromántica Alemania del Norte.
En cambio el rondó Biedermeier es vivaz, gracioso, picante,
con apenas un toque de leve melancolía en el episodio en modo menor. El Rondó,
op. 11. de Hummel permanecerá en el repertorio hasta más allá de 1900, hasta la
gran guerra, y durante muchos años los aficionados tocarán con alegría algunos
rondes conocidos también por sus acertados títulos (L'Adieu, de Dussek; Les
Papillons, de Steibeit; La Tenerezza. de Moscheles: La
Galante de Hummel).
Los
títulos de los rondós nos llevan a los confines de la música ilustrativa. que
durante el Biedermeier estuvo representada especialmente por «la batalla». La
batalla era un centón(conjunto) de piezas breves, con marchas, cabalgatas,
coros, himnos nacionales, imitaciones de cañones y fusiles, lamentaciones por los
caídos y cantos de acción de gracias. La Batalla de Praga del bohemio,
pero londinense de adopción, Frantisek Koczwara se publicó por primera vez
hacía el año 1788 y volvió a publicarse un sinfín de veces más. hasta el punto
de ser aún citada por Mark Twain setenta años más tarde como pieza favorita. El
abate Joseph Vogler compuso un Asedio de Jericó . Dussek, La batalla
naval y completa derrota de la gran flota holandesa; Víctor Dourlen, La
batalla de Marengo, Vanhal. La batalla de Würzburg; James Hewítt. La
batalla de Trenton, sonata histórica; Francisco Masi. La batalla de! Lago Champiain; Stephen Francis Rimbault. La
batalla de Navarino. etc.
Felix Mendelssohn 1809-1847 |
Mendelssohn conjuga con gran maestría el elemento expresivo, afilando la veta melódica que tantos frutos le dará a partir de 1830 en sus Romanzas sin palabras, con el elemento virtuosístico tan de moda en su época y los adapta magistralmente a la forma rondó.La perfección formal de la pieza y el dominio de la técnica son asombrosos tanto más asombrosos cuanto que el autor es un muchacho de dieciséis años.
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